lunes, 24 de mayo de 2010

Pesca del Verdel o Caballa



Nombre científico: Scomber scombrus.
Otros nombres: Valenciano y Catalán: Barat, Verat, Viat. Galicia: Xarda, Macareu, Rinchón. VERDEL.
Família: Escçombridos.
Caracteristicas físicas: Es un pez muy común a lo largo de las costas españolas. Es pariente del atún y su cuerpo como el de éste es estilizado, idóneo para la velocidad. Su cabeza es estilizada y su cuerpo termina en una cola bifurcada. Los ojos y la boca son grandes. Cerca de la cola, tanto en la superficie dorsal como en la ventral, posee una serie de cuatro o cinco pínnulas. Posee dos aletas dorsales que se aplanan para conseguir una forma hidrodinámica y lisa, reduciendo así la resistencia cuando el pez nada a alta velocidad. La caballa tiene unos colores distintivos: el lomo es turquesa metálico, con franjas curvilíneas oscuras. Cuando el pez muere, ese color se vuelve rápidamente de un apagado gris azulado. Los flancos son plateados, con matices del arco iris: rosa, dorado, púrpura y azul. Este colorido le ofrece un camuflaje idóneo contra los predadores. Estos peces no tienen vegija nataroria, por lo que no pueden parar de nadar para no hundirse y a la vez les permite respirar mejor. Se desplazan en grandes bancos, en aguas profunda en invierno y cerca de la costa en primavera y verano para desovar.
Horas de picada: hay que buscarlas por la mañana o por la tarde.
Donde pescarlo: Cerca de la costa.
Cebos: Su dieta se compone principalmente de peces, todo aquello que nade o se mueva o sea suficientemente pequeño poara ser tragado. Da muy buen resultado los señuelos de pluma, de tres a cinco montados en rosario son idelaes.
Anzuelos: En este caso en que vamos a carnar con peces o con artificiales y dado que las caballas tienen la boca grande, lo mejor es utilizarlos grandecitos, como mínimo del nº 3 hasta el nº 1.

Pesca de la Lubina



Nombre científico:Dicentrarchus Labrax
Otros nombres:Valenciano y catalán: Llobarro
Orden:Perciformes Especie: Morone labrax Família: Morónidos.
Caracteristicas físicas: Pez fusiforme, cuerpo alargado y poderoso, sus escamas son grandes y firmes, la cabeza es relativamente puntiaguda. La mandíbula inferior sobresale un poco de la superior. Su coloración varía de de un girs oscuro en el lomo en toda su longitud y se va decolorando a medida que desciende hasta el vientre, pasa por el gris metálico hasta el blanco en el vientre. Su cola es poderosa y su dentadura para temerla.
Horas de picada: Al oscurecer y sobre todo en la noche.
Donde pescarla: En playas arenosas en el primer escalón, que es donde rompe la primera ola, la mas cercana a nosotros. Tambien en la playa y en la desembocadura de una acequia o rio, donde se juntan las dos aguas, la dulce y la salada, se forma una ola y es ahí o en los alrededores donde buscan alimento. En las cercanías de rocas medio sumergidas en la playa. Tambien suelen merodear en las puntas de las escolleras.
Cebos: En la playa es muy buena la lombriz de mar, como siempre la mejor es la del terreno. A los tacos de sardina tambien entra bien. No hacen ascos a las titas pero lo mejor son los rapalas, lanzados entre la primera y segunda ola son mucho mas efectivos, el problema es conseguir meterlo allí, pués de todos es sabido que con el poco peso que tienen es difícil alcanzar más de 50 m. y si los lastras pierden mucha efectividad.
Anzuelos: Cebo grande, anzuelo grande, pez grande. Esa es la norma, aunque dado el enorme tamaño de este depredador tambien os podéis encontrar que sacáis ejemplares pequeños con anzuelos grandes. Siempre hay que adecuarlo al cebo y al bajo de línea. El bajo mínimo será siempre del 0,35, si lo pones más fino te expones a perder un buen ejemplar.

Picada y combate: Yo lo definiría en dos palabras: pura adrenalina. Hay que pescarlas con el carrete abierto, su picada es poderosa, algunos ejemplares grandes se han llevado cañas consigo. Suelen dar tres embestidas fuertes, la primera en el ataque al cebo, si el carrete está abierto se llevará unos cuantos metros consigo. La segunda es cuando se sienten heridos, hay que aguantar con la caña en la mano y trabajando con el freno, cuando se pare y sin frenar el carrete del todo, se empieza a traerlo, a veces hay que bombear, es decir, inclinar la caña y levantarla sin recuperar línea, volver a inclinar y en el momento que cede la resistencias recuperar línea. Esto será hasta que el pez está como a unos diez metros de nosostros, intentará darse la vuelta y ganar otra vez el mar abierto, hay que seguir trabajando hasta agotarlo, si pesa más de 2 kgrs. habrá que traerlo varias veces. Todo esto depende tambien de donde venga clavado, si es en la boca luchará hasta la extenuación, si lo hemos clavado en las entrañas será más fácil de vencer. Antes de meter los dedos en la boca para desanzuelar recuerda que es un depredador y tiene dientes, es mejor utilizar un desanzulador.

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Pesca habitual


La pesca habitual

Lo habitual es no pescar nada. O pescar muy poco. Todo lo que no sea eso, es decir, siempre que pesquemos algo, cualquier cosa, ya habrá constituido un triunfo.

¿Les parezco muy pesimista? Quizás, pero pretendo ser objetivo, y si llevamos a cabo un recuento de los aficionados que practican su afición en nuestras costas un día cualquiera y las capturas de cierto porte que se han conseguido dicha jornada, veremos que no sale ni a una por individuo.

Vaya por delante que siempre me estoy refiriendo a las costas españolas y que esto no es extrapolable a otros puntos del planeta, donde salir a pescar se ajusta a su significado original.

Aquí, por desgracia, "ir de pesca" ha tomado diversas acepciones con el paso del tiempo, que hoy equivalen a cosas tales como salir a dar un paseo por la costa (en caso de practicar spinning), a sentarse plácidamente a pasar la tarde junto al agua a contemplar las estrellas en la tranquilidad de la playa nocturna y así otras muchas. Varios significados en los que, en ningún caso se contempla la captura de peces. Como mucho, la intención de conseguirlo, que ya es algo.

Por eso, en un ejercicio de posibilismo, nos vemos forzados a plantearnos cuál o cuáles son las especies que con mayor facilidad podrán acabar enganchadas en el extremo de nuestra línea. En caso de que queramos pescar algo, naturalmente.
Una vez que nos formulamos este tipo de preguntas, las respuestas a las mismas nos llevarán a realizar una pesca mucho más consecuente con nuestras posibilidades y, sobre todo, con las de nuestro entorno.
Porque, como ya hemos dicho por activa y por pasiva, nuestras costas están arrasadas. Básicamente por dos factores: la contaminación y la pesca comercial.

Por cierto, que hace poco leía que una cofradía de pesca había hecho público su malestar por la escasez de capturas y culpaba a un club de pesca submarina, como causante de esta merma. En concreto, achacaba a los concursos de pesca submarina celebrados en las inmediaciones de su caladero el descenso de las capturas comerciales. Y lo peor es que ese tipo de acusaciones tienen bastante eco mediático y confunden a la opinión pública. O sea, que unos pescadores submarinos que celebran un concurso y que matan unas cuantas docenas de lisas (mugílidos) y algún que otro durdo (lábrido) y poco más -que vienen a ser las capturas habituales de este tipo de concursos-, son los responsables de que las artes vengan vacías. Pues no, señores. Las artes vienen vacías porque antes vinieron demasiado llenas.
Llenas de peces con valor comercial, pero también rebosantes de alevines y de especies no comerciales sacrificadas inútilmente. Y además no se respetaron las vedas ni los sitios protegidos. Y la luz de la malla se hizo progresivamente menor, para atrapar todo lo que se moviese por la mar océana. Y se utilizaron artes y métodos ilegales. Y con la excusa de hacer cebo para las costeras del bonito, se enmalló mucha pesca de poco tamaño.
Y se largaron volantas de cientos de kilómetros (sí, cientos, no es una errata) a la deriva para barrer literalmente los océanos. Y los arrastreros destrozaron los lechos de la plataforma continental para llevarse todo lo que tuviera vida. En fin, que prefiero no seguir y que, aunque estoy hablando en pasado, pueden ustedes ponerlo en presente sin temor a equivocarse.
Lo cierto es que en los últimos 20 años hemos visto algunas especies de alto valor comercial (caso del besugo en el Cantábrico, por ejemplo) prácticamente extinguirse en aguas donde, hasta entonces y desde hacía miles de años, eran abundantes. Y muchas otras especies apetecibles quedar bajo mínimos, hasta el punto de que su captura se considera anecdótica.
La contaminación ha tenido mucho que ver con esto. De eso no hay duda. Pero hoy en día existe mucho mayor control en cuanto a vertidos, aguas contaminadas, filtros en la industria, etcétera, que hace veinte años, y, sobre todo, más conciencia por parte de todos, incluidas las instituciones. Lo que todavía no parece plantearse en serio es la abolición de un modelo pesquero que no es viable ni un día más y que, cada hora que pasa, evidencia que es pan para hoy (ya ni siquiera eso) y hambre y destrucción para un mañana que ya es presente. Por mucho que algunos echen la culpa a los sufridos pescadores deportivos, sean los submarinos o los que emplean cualquier modalidad de superficie.
La pesca comercial no puede continuar tal y como la conocemos. Necesitamos cambios drásticos para salvar lo que se pueda y tratar de invertir el proceso de deterioro antes de que sea irreversible.

Javier García-Egocheaga

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